La directora del Instituto de Psicología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, maestra Mayra Brea de Cabral, propuso la intervención de los maestros en el apaciguamiento, entre otros factores, de la exclusión y la rebeldía que inducen a los jóvenes a delinquir y a cometer actos de violencia.
“El maestro debe conocer a fondo y comprender las causas estructurales y coyunturales de la violencia juvenil y actuar en consonancia para ser un ente transformador de la espiral de violencia, conjuntamente con los padres”, consideró la sicóloga.
A su entender, el maestro debe de dotarse de nuevas herramientas que le permita trabajar con los adolescentes los nuevos valores basados en la tolerancia, la diversidad, la resolución de conflictos y la cooperación ciudadana.
Tras pedir el fortalecimiento de programas de inclusión de adolescentes desertores con miras a atraerlos y no a expulsarlos del recinto escolar, Brea del Cabral importantizó la labor de psicólogos y orientadores en la realización de dinámicas individuales, grupales y de pares, para trabajar en las comunidades.
La directora del Instituto de Psicología de la UASD presentó en la Biblioteca Pedro Mir la investigación: “Factores de riesgo y violencia juvenil en República Dominicana”, en cuyo trabajo participó su esposo, el doctor Edylberto Cabral, ex rector de la UASD, en ocasión del 472 aniversario de la Primada de América.
Los investigadores sugirieron para lidiar con la violencia delictiva en los jóvenes el actuar sobre los factores causales con políticas sociales dirigidas a este segmento de la población, priorizando las acciones preventivas frente a las represivas.
Es decir, sustituir la política de “mano dura” como las muertes extrajudiciales, al tiempo de incrementar los diagnósticos participativos y de investigaciones sobre la situación de los jóvenes, favoreciéndolos con mayores oportunidades, con proyectos focalizados hacia los sectores más vulnerables y excluidos.
Asimismo, mayor seguimiento y apoyo a los proyectos juveniles de recuperación de víctimas y de reinserción social de los victimarios, programas con adictos, deportados, niños que deambulan por las calles y la contratación de psicólogos y orientadores para la modificación de conductas en las escuelas y otros centros de atención.
“Fomentar el trabajo con grupos de jóvenes afiliados a pandillas, estimulando las dinámicas creativas, la participación-involucramiento comunitario y prosocial, aprovechando el amor de los mismos por su territorio”, proponen.
Además, la realización de campañas educativo-preventivas, involucrando a los medios de comunicación en el proceso de educación para la paz, la solidaridad y la no violencia, los efectos perjudiciales de las drogas y el riesgo de la sexualidad precoz.
Sugieren también el fortalecimiento de las instituciones juveniles en las escuelas, los centros recreativos y en las organizaciones barriales, la creación de proyectos de apoyo al núcleo familiar monoparental y a las familias más vulnerables.
La creación de nuevas formas de combatir las drogas a partir del debate sincero sobre la criminalización de los jóvenes y el énfasis en los factores de propagación del consumo, fue otra de las propuestas hechas por la funcionaria universitaria.
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